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como saber si soy victima de brujeria

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COMO SABER SI SOY VICTIMA DE BRUJERIA?


incubus



Cuando una persona es víctima de una brujería, existen toda una  serie de transtornos o ‘síntomas’, bien en su persona, en su vida y/o en su entorno, los cuales pueden servirnos de indicación o pista a la hora de descubrirlo. Los más importantes y significativos son éstos:

*El color de la piel de la persona es uno de los rasgos más típicos, aunque a veces es muy difícil darse cuenta de eso, ya que hay ciertas enfermedades de origen físico (como una afección al hígado, por ejemplo) que alteran dicho color. Pero si saben que no padecen ninguna dolencia de este tipo y notan un color grisáceo en la piel, principalmente la piel del rostro, eso ya es un indicio importantísimo de que “algo” les están haciendo!

*Aparición de continuos problemas. Cuando todo pareciera ir hacia atrás en lugar de ir hacia adelante y progresar, cuando llueven los problemas diariamente y nada parece tener una solución, cuando ya no podemos soportar más tantas zancadillas que parece darnos la vida, es que hay “algo más”…

*Mucho cansancio físico y mental. Lo más importante para detectar una brujería es el cansancio mental, ya que cuando se es víctima de una para dañarnos, nuestra mente se agota mucho más rápido que nuestro cuerpo, por la lucha interna de energías que se producen en nuestro organismo, al estar combatiendo inconscientemente nuestro ‘yo interior’, nuestra personalidad más íntima, contra el ‘intruso’.

*Temblor en las manos. Si bien esto se da solamente en algunos casos, es uno de los síntomas que permiten saber que algo raro está pasando.

_Olvidarse de las cosas. Cuando una brujería está haciéndonos daño, es muy normal que nos olvidemos de las cosas más simples, como el lugar donde se ha dejado determinado objeto o lo que teníamos que hacer al día siguiente… Perder así la memoria o el recuerdo de lo más elemental es señal evidente de que hay algo ‘trabajando’ dentro de nuestro cerebro, algo que no deseamos ni hemos pedido tener.

*Que las cosas del hogar se rompan constantemente y sin sentido. Esto es algo que ocurre muy seguido, y más que una brujería, en estos casos significa que hay un oscurecido (puede tratarse también de un espíritu de distinta clase, bien sea maligno o bien se trate de uno de los llamados ‘bajo astral’) en la casa.

*Cuando no hay brillo en la mirada de la persona. La falta de brillo en los ojos, más el color grisáceo en la piel antes citado y a veces unido también al temblor en las manos, son claros síntomas de estar siendo poseído por un oscurecido o espíritu maligno. En estos casos se requiere una acción urgente.

*Un alejamiento sorpresivo. Cuando una pareja, por ejemplo, se termina en forma drástica y sin explicaciones lógicas, en un elevado tanto por ciento de los casos es claro síntoma de que “alguien” hizo una brujería para separarlos.

*Todo se derrumba, todo sale mal. Si notas que todo se derrumba en poco tiempo y no encuentras solución a algo que parecía simple, es que eres víctima de una brujería.

Existen muchos otros indicios ante los cuales podemos plantearnos una razonable duda de si una persona es o no es víctima de una brujería; pero tampoco es bueno sugestionarse negativamente ni verlo todo de la peor de las maneras. Pero sí que aconsejamos encarecidamente que, en cualquiera de los casos antes mencionados, la persona que los sufra y/o padezca necesita consultar primero con un profesional, para saber si efectivamente está siendo víctima de una brujería.

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Cómo saber si se está embrujado




Para dar una mejor respuesta a las personas que hasta la fecha de hoy nos han enviado sus comentarios y nos plantean sus dudas sobre si alguien les ha hecho o no brujería, ampliamos aquí nuestro primer artículo sobre esta temática. Ya sabemos que la cuestión es variada y compleja, y tenemos bien claro que suceden ‘muchas cosas’ extrañas o inhabituales en nuestro entorno, en nuestra vida personal, familiar y social, que no son fáciles de asimilar ni mucho menos de explicar a primera vista; ni tampoco, por tanto, es fácil escribir sobre ellas, si se quiere ser honesto y sincero, como nosotros somos, y no se pretende únicamente generalizar.

En muchas de estas situaciones, se hace necesario un contacto directo entre el consultante (la persona que cree o tiene sospechas de que ‘algo’ le están haciendo) y el mago o parapsicólogo, para que la situación, el problema, pueda en primer lugar explicarse y plantearse cara a cara, mirándose terapeuta y paciente a los ojos y dando así inicio a la resolución del problema o conflicto.

Por otra parte, y aunque son muchas las personas que lo confunden y/o creen que es lo mismo, hay que hacer distinciones muy claras entre ‘estar embrujado’, ‘estar hechizado’, ‘tener un trabajo encima’ o ‘estar aojado’ (tener mal de ojo). A este último aspecto, el mal de ojo, con sus efectos y consecuencias, le dedicaremos un artículo aparte.

Ampliando un poco más lo que ya dijimos en el tema Quiero saber si me han hecho brujería, y además de los ejemplos allí citados, algunos otros de los síntomas que nos pueden empezar a orientar o dar pistas al respecto de si somos o podemos estar siendo víctimas de un trabajo de hechicería o de magia negra, son los siguientes:

  • Pérdidas de trabajos sin saber por qué o sin un motivo claro o concreto (despido, fin de contrato…).
  • Igualmente, pérdidas de dinero sin una justificación o razón clara.
  • Problemas en el hogar, sin razones aparentes ni causas justificadas.
  • Inestabilidad en las relaciones, no sólo sentimentales o amorosas, sino también de amistad o familiares.
  • Problemas de salud, sin una causa justificada; es decir, sin que exista una enfermedad diagnosticada.
  • Alejamiento del entorno familiar.
  • Dolores lumbares, cervicales o de espalda.
  • Pesadillas o malos sueños.
  • Hormigueo en las manos y en las piernas (de los temblores ya hablamos en el anterior artículo).
  • Desconfianza de y hacia todas las personas que nos rodean.
  • Pérdidas de apetito y por consiguiente de peso.
  • Pérdidas de memoria.

Muchos de estos síntomas pueden tener un origen o una causa concreta y/o conocida, o ser consecuencia de una dolencia o enfermedad física o psíquica. En prácticamente todos los casos, es indispensable que exista un diagnóstico de un especialista (en otras palabras, es fundamental ir al médico o al psicólogo). Sólo cuando la medicina tradicional no tiene o no encuentra una explicación, razonable y razonada, a alguna de las dolencias o síntomas citados, es entonces cuando el paciente puede comenzar a pensar y/o sentir que “le está pasando algo más”; es decir, que puede estar siendo víctima de un trabajo de magia negra.

RITUALES O PRUEBAS PARA SABER SI SE ESTÁ HECHIZADO


Vamos a dar a continuación dos pequeños y sencillos rituales, que pueden ayudar a los lectores/as a discernir por sí mismos si están o no embrujados. Hay muchos rituales de este tipo, procedentes de diversas mancias o escuelas de magia. Nosotros recomendamos los dos siguientes, porque en diversas ocasiones hemos comprobado personalmente su efectividad:

Ritual 1

Se necesitan: 1.- Dos botes de cristal de medio litro aprox., con tapa. 2.- Dos fotografías de la persona, tamaño carnet (no importa si llevan el nombre y el RUT o no). 3.- Agua bendita (puede conseguirse en la pila de cualquier iglesia). 4.-Sal.

Se debe llenar uno de los botes de cristal con agua bendita y el otro con agua corriente de la llave y una pizca de sal. Si quieres, con una etiqueta o papel pegado puedes marcar los botes para saber cuál es que contiene el agua bendita y cuál el que no, pero esto no es imprescindible.

Después, mete una fotografía en cada bote y a continuación los cierras bien herméticamente. Tienes que dejarlos durante 10 días en un lugar seco, fresco y oscuro; por ejemplo el fondo de un armario que no utilices mucho, o en un rincón de la despensa con una tela por encima. Es muy importante que no les dé la luz de ninguna de las maneras.

Al onceavo día, saca los botes del armario o despensa y saca de ellos las fotografías. Obsérvalas con todo detalle a plena luz del día, comparándolas la una con la otra. Si ambas imágenes están iguales y no se nota diferencia alguna entre una y otra, no corres peligro ninguno y puedes estar tranquilo, no estás ni hechizado ni embrujado ni nada parecido. En cambio, si la imagen de la foto que estaba en el agua bendita se ha borrado o desvanecido mucho más que la otra, alguien te ha hechizado, ya sea para bien o para mal.

Ritual 2

Este ritual o prueba es mucho más rápido que el anterior, no son precisos tantos días, en apenas media hora lo tendrás hecho y conocerás el resultado. Para realizarlo, debes hacer lo siguiente:

-Un martes o un viernes y a cuerpo desnudo, te frotarás con un huevo fresco de gallina por todo el cuerpo, empezando por la cabeza y acabando por los pies.

-Después, vaciarás el contenido del huevo en un vaso con agua y esperarás entre 8 y 10 minutos.

-Pasado este tiempo, deberás observar la reacción de la clara y la yema del huevo dentro del agua.

-Si la yema está en el fondo del vaso y la clara está limpia, no tienes nada en absoluto.

-Si la clara aparece formando una cruz, te han hecho un trabajo de brujería que está enterrado.

-Si aparecen burbujas en el agua, alguien te ha aojado.

-Si en la yema hay dibujado un ojo, tienes envidias y estás siendo espiado/a.

-Si aparece una mancha de sangre en la yema, tienes hecho un trabajo de brujería y es muy posible que tengas que visitar al médico por problemas renales y/o de hígado.

-Si el agua está oscura, tienes hecho un trabajo de brujería para que todo te salga mal, padezcas enfermedades, infidelidad y problemas económicos.

-Las formas alargadas que puedan verse en la yema se refieren a hombres y las formas ovaladas a mujeres.

En cualquiera de los dos casos y si el resultado es positivo (es decir, que alguien te ha hecho un trabajo para causarte daño), lo mejor que puedes hacer es acudir a un especialista para pedirle consejo y ayuda.

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“Me han hecho un maleficio”


Son muchos los lectores que después de haber visto temas anteriores tales como los titulados Quiero saber si me han hecho brujería o ‘Cómo saber si se está hechizado’, por citar solamente dos de los más leídos y comentados en esta categoría de ‘Brujería’, se dirigen a nosotros en demanda de consejo, ayuda o recomendación, en la seguridad, según afirman, de que alguien  les ha hecho o está haciendo ‘un trabajo’. En muchos casos llegan a sentirse auténticamente mal, no sólo con depresiones y todo tipo de malestares, sino también con manifestaciones diversas de dolencias o enfermedades físicas y con la constatación de que nada en su vida marcha bien, de que todo les sale mal o va de mal en peor: trabajo, amor, familia… En este artículo y para facilitar más información a todas las personas interesadas, nos referiremos a los maleficios y a los hechizos.

En todas las épocas han existido los hechizos, los daños, los embrujamientos, los encantamientos y los maleficios; y el maleficio no es otra cosa que el “envenenamiento” del cuerpo astral (o sistema energético) de una persona a través del odio o el rencor transmitido por otra, o encargado por esa ‘otra persona’ a una tercera. Hablar mal de alguien tratando de perjudicarle, incluso sin saberlo, ya sea simplemente por celos, envidia o enfado, es un maleficio verbal, conocido también como “ataque psíquico indirecto”; pensar y querer que le ocurra alguna desgracia a otra persona es un maleficio mental, es decir un “ataque psíquico directo”; a este tipo de maleficio se le llama también “maleficio inconsciente”.

También existe el maleficio consciente, que es el más dañino y peligroso de todos. Es el practicado por personas malvadas e inescrupulosas, conocedoras de determinados rituales y procedimientos mágicos, habitualmente llamados “brujos negros” o “magos negros”; esas personas generalmente realizan dichos “trabajos” por encargo de otras, a cambio de dinero y sin importarles demasiado las dañinas consecuencias que se ocasionan en las víctimas. Los resultados finales de esas acciones mágicas siempre son negativos, pudiendo incluso generar males de todo tipo, serias enfermedades y, en ciertos casos extremos, la muerte.

La característica principal del maleficio puede definirse así: “Acción de sembrar en o alrededor de otras personas la desgracia y el malestar general, por medio de un pensamiento o deseo negativo, de una maldición o a través de la ejecución de procedimientos mágicos, nocivos y ocultos”.

Hay otro tipo de hechizos, los mal llamados “hechizos de amor”, para los que se utilizan rituales de Magia Roja, y que no son otra cosa más que  forzar que tenga lugar una fuerza de atracción o de rechazo, muy particular y concreta, sobre una persona o una pareja, utilizando para ello rituales y procedimientos mágicos, con el fin último de unir o destruir una relación, según sea el caso. De este tema, los hechizos de amor, amarres y desamarres, etcétera, nos ocuparemos más adelante en otro artículo.

Los hechizos o conjuros son actos mágicos que pretenden producir efectos sobre la realidad mediante procedimientos sobrenaturales de carácter litúrgico o ritual. Cuando el objetivo del hechizo es adivinar el futuro, se denomina sortilegio; y cuando busca someter la voluntad de otra persona, encantamiento. Los hechizos son el componente sustancial de muchas religiones paganas y también forman parte de algunas religiones monoteístas como el Islam, pero otras como el Cristianismo prohíben su práctica. El hechizo era y es todavía común en ciertas sociedades tribales y paganas, llegando a constituírse en actos oficiales de masas promovidos por las autoridades; una actividad que está bien documentada en numerosas fuentes históricas e incluso sobrevive algunas zonas, como las de religión vuduísta o chamánica originarias. El hechizo ha sido comúnmente perseguido bajo la acusación de brujería. Hoy en día, su práctica se considera jurídicamente bajo el amparo de la libertad de creencias protegida como derecho fundamental por la mayor parte de legislaciones democráticas.

Cuando el objetivo del hechizo y los medios empleados son considerados inmorales, ilegales o perniciosos por la sociedad donde se realiza, se le denomina de magia negra. Si por el contrario la sociedad considera inocuos sus objetivos y medios, es calificado como de magia blanca. En la actualidad, numerosas religiones neopaganas como la Wicca han recuperado la utilización de los hechizos y los reivindican. A nivel popular, mucha gente los busca o demanda en privado aunque pertenezca nominalmente a religiones que los aborrecen. Los objetivos que se pretenden alcanzar suelen englobarse en la popular trilogía salud, dinero y amor, aunque también son relativamente frecuentes los de venganza u odio.


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Qué es el mal de ojo




Desde tiempos remotos y prácticamente en todas las culturas, el hombre ha tenido al mal de ojo como uno de los principales peligros que podían acecharle. El mal de ojo o ‘aojamiento’ es, para definirlo de una manera lo más clara posible, la materialización de la envidia que alguien siente por algún triunfo o éxito de otra persona o los bienes conseguidos por ésta, transformándose dicha envidia en enfermedades, males, dolencias, etcétera, que perjudicarán a la persona aojada o incluso a alguno de sus familiares.

Los niños, al ser criaturas más débiles, son los que más sufren cuando se les echa un mal de ojo.
En teoría, la persona envidiosa que aoja acumula tanta maldad dentro de sí misma que con tan sólo fijar su mirada en la persona elegida, puede hechizarla con el mal de ojo, trayéndole todo tipo de infortunios encadenados, y provocándole continuos episodios de mala suerte y desgracias. Por otra parte, otras personas que echan mal de ojo siguen algún tipo de ritual para hacerlo, ya que no les basta sólo con transmitir la energía negativa mirando fijamente; además necesitan afianzar el hechizo. Cabe sin embargo distinguir entre el mal de ojo involuntario (alguien tiene envidia de otra persona e inconscientemente, sin querer, le desea que las cosas le vayan mal), y el voluntario (alguien desea conscientemente que surja el fracaso en la vida de la persona elegida y voluntariamente le echa un mal de ojo).
El mal de ojo es casi una palabra tabú en muchas culturas. Por supuesto, a la par que se niega su existencia, proliferan los amuletos para defenderse de él (en la imagen que ilustra estas líneas puede contemplarse uno de los amuletos más conocidos, el Ojo de Horus, o udjat). Ampliando un poco más la explicación sobre este tema, señalaremos que las raíces del concepto “mal de ojo” debemos buscarlas en la palabra “fascinación”, que se define como hechizo o encantamiento negativo, y que está relacionado con la utilización que algunos personajes, ya sean magos, hechiceros o chamanes realizan de sus propias fuerzas mágicas. Según se asegura, cualquiera que tenga un gran poder energético es capaz, si así lo quiere, de provocar negatividad en el ambiente en que esté. Sin embargo, en el caso del mal de ojo debemos buscar más profundamente. La tradición indica que el iniciado o mago negro puede ser capaz, con su fuerza, de concentrar el mal en él y echarlo por medio de sus ojos a través de una penetrante y fría mirada sobre sus víctimas.

Más modernamente, el mal de ojo ha sido definido también como una enfermedad mental transitoria en la que se combinan las convicciones de la persona con la depresión, el desánimo y la ausencia de metas en la vida. A su vez, los practicantes de las artes mágicas consideran que el mal de ojo, al igual que la mayoría de las maldades, puede ser originado, más que con una sencilla mirada, con una complicada fórmula ritual, que tiene como objetivo lograr que el aojado abandone todo deseo de disfrutar la vida.

La realidad y el mito se unen en una cuestión tan debatida como interesante. Cuando hablamos de mito nos referimos a las creencias que indican que el mal de ojo se puede contagiar, y no sólo a través de contactos íntimos con un aojado, sino también a través de la mirada de una mujer embarazada que, además, sea estrábica y tenga joroba. Si rebuscamos en la historia, encontraremos que en la Edad Media se creía que cuando uno asistía a una celebración de una persona a la que le habían echado el mal de ojo, podía contagiárselo. La única forma de evitar pillarlo a través de la comida era tener en la boca, durante todo el ágape, un diente de ajo morado. Cuando nos referimos a la realidad que envuelve el mal de ojo, hablamos de los miles de individuos que, en todo el planeta, observan cómo, de golpe, la mala suerte comienza a pisarles los talones. Pueden ser despedidos de su trabajo, romper con su pareja, vivir permanentemente angustiados, o incluso sentir apariciones anormales en su entorno.

Los síntomas del mal de ojo



Muchas veces no sabemos qué nos pasa: las cosas van mal, pero tampoco alcanzamos a comprender si lo que nos ocurre es que hemos sido aojados o no. Para entenderlo, debemos aprender a reconocer los síntomas típicos de quien tiene mal de ojo. Las que señalaremos a continuación son observaciones generales.

Síntomas físicos.- Súbitos dolores de la musculatura e incluso calambres, aunque no hayamos hecho ningún ejercicio físico. Problemas en las cervicales y fuertes dolores de cabeza que duran pocos minutos, pero se repiten a menudo. Picazón en distintas partes del cuerpo, pero acentuada en la coronilla y el entrecejo. Flatulencias que no están relacionadas con el tipo de alimentación, muy olorosas y de difícil control. Problemas de sudoración que aparecen de repente, y que producen un olor ácido. Modificaciones intermitentes de la temperatura del cuerpo, que acaban con dolores en la zona de los ojos. Turgencia (excitación) sexual que no está relacionada con ninguna actividad o pensamiento.

Síntomas psíquicos.- Percepción de palabras obscenas o relacionadas con la muerte que no están siendo dichas por ninguna persona. Intensos deseos sexuales que llegan tan rápido como se van. Ausencia de metas en la vida, pereza en el momento de llevar a cabo cualquier tipo de tarea, incluidas aquellas que hasta ese momento resultaban muy agradables. Negatividad, ausencia de amor propio. Sensación de incomprensión.

Síntomas del entorno.- Repetición de accidentes de poca importancia: tropezones, golpes, cortes… Visiones de sucesos indeseables e indeseados, altercados y peleas sin causa real. Inseguridad, ansiedad frente a los traslados, paranoias de persecución. Temor a los sitios donde falta la luz, visiones extrañas en las que cuesta distinguir si lo que sucede es real, es un sueño o es parte de una fantasía. Pesadillas con monstruos. Mala fortuna en la vida cotidiana. Poca suerte en las acciones y proyectos que se emprenden.

A alguno de los antes mencionados síntomas ya nos hemos referido en los artículos titulados ‘Quiero saber si me han hecho brujería‘ y ‘Cómo saber si se está embrujado‘; pues entendemos que dichos síntomas pueden ser los mismos o muy similares en ambas situaciones. En ningún caso debemos llegar a conclusiones apresuradas, ya sea de que estamos aojados o ya sea de que estamos embrujados o nos han hecho brujería, y ello aunque suframos varios de estos síntomas al mismo tiempo. Si aún así creemos que padecemos el mal de ojo, lo mejor es analizar con detenimiento qué nos pasa, y, si no conseguimos resolverlo por nosotros mismos, sólo entonces adoptar la resolución de acudir a la consulta de un parapsicólogo o de un profesional de las artes esotéricas, en demanda de consejo y ayuda.


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Para Saber si Te han hecho un hechizo


Pon en un plato hondo agua y luego una hoja ( es aconsejable un trebol o una hoja de olivero pero da igual ) echa en el plato 3 gotas de aceite mientras dices esto: Si algo maligno hay sobre mi deja que lo pueda convertir; Luego hecha 3 gotas de aceite si se sepatas de la hoja esque un hechizo tienes sobre ti !!! CONVÁTELO!!!!

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¿Soy víctima de un conjuro?

Para saberlo coloca una foto tuya sobre una mesa. sobre ésta foto coloca un plato blanco con agua y coloca en su centro una hoja de olivo. derrama tres gotas de aceite de oliva ( solo tres) sobre la hoja. Si ves que se apartan estas libre de maleficios. si en cambio se quedan firmes alguien te ha hecho un hechizo. ¡ Combátelo!.

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