En la antigüedad desde que el ser humano nacía, se preparaba para la muerte, ejemplo de ello lo tenemos en las distintas creencias sobre la reencarnación o la vida después de la muerte, así lo egipcios dejaron plasmadas sus creencias sobre la muerte, en jeroglíficos y frescos, que se encuentran en Dendera, donde se puede apreciar gráficamente el viaje en la barcaza que lleva las almas al otro mundo.

Las Pirámides no son más que tumbas construidas por los faraones a muy temprana edad, esperando el día de su muerte, en el “Libro de los Muertos” o papiro que solía colocarse bajo la cabeza de los difuntos, los egipcios representaban simbólicamente una guía para el viaje al más allá, con  la trayectoria de un cortejo fúnebre, extendido en el lecho funerario que transporta al muerto, sobre la barca de Isis, donde la diosa y  Nephtis protegen el alma en transito.

Los mayas nos dejaron sus creencias sobre el inframundo o los Chinos también llamados “Hijos del Cielo”, tienen una visión muy distinta de lo que representa la muerte en relación al mundo occidental, comenzando por su luto, que es de color blanco representando la luz y no la oscuridad, como es la costumbre occidental, además de realizar festejos para recibir a la muerte.

Por lo tanto podemos deducir que el concepto de la muerte en la antigüedad representaba algo muy distinto, del que hoy tenemos, ya que su enfoque se basaba en la transición hacia un plano superior o mucho más evolucionado, siendo la vida terrenal solo un paso para alcanzar ese objetivo, no como un final, sino como un comienzo.

Así para aquellos que tengan un enfoque distinto sobre la muerte, hoy disponen de los llamados “Test de la Muerte”, en los cuales pueden encontrar por curiosidad o valentía, un dato más para su vida.