Dicen que la palabra Ouija proviene de “Oui” por un lado y de “Ja” por otro, significando ambas “si” pero en diferentes idiomas. Sea como fuere, lo principal es que se considera a este tablero como un instrumento de comunicación entre nuestro mundo y otros a los que no se puede acceder sino por métodos que van más allá de la razón.

Como ya hemos comentado en el artículo anterior, en la Ouija aparecen grabadas las letras del abecedario y otras palabras que ayudan a entender con fluidez los mensajes que hasta los participantes llegan. Un vaso o una planchette, o tablilla con punta, en movimiento completarán el equipo necesario para comenzar la sesión.

Pero esto es en cuanto al equipo material necesario. Además, es altamente recomendable que los asistentes tengan un mínimo de preparación al respecto, sobre todo el conductor o médium que es sobre el que recae mayor responsabilidad. Hay que tener en cuenta que ya no sólo puede ocurrir que algún ente se manifieste y se niegue a marcharse, sino también que alguno de los asistentes se impresione negativamente y rompa el círculo sin cerrar la sesión adecuadamente. Para estas eventualidades el conductor ha de estar muy bien preparado.

Para llevar a cabo una sesión de Ouija es necesario también que el lugar elegido sea muy tranquilo, que haya una mesa donde realizarla y que sean como mínimo dos los participantes, (lo mejor es que sean cuatro). Hay que procurar que sea un lugar donde uno pueda sentirse a salvo y seguro pero sin que sea la casa propia de alguno de los asistentes; es mejor buscar un lugar neutral donde no existan interferencias de ningún tipo.

Por supuesto es importante crear un ambiente agradable y puro, y esto puede lograrse con la utilización de incienso, velas, y con rituales para llenar la estancia de energía positiva y buenas intenciones. Es por ello que se requiere que los que se van a sentar a la mesa se lleven bien, estén en paz y plenamente de acuerdo con lo que allí va a ocurrir.

Una vez que esté todo listo, y los que allí se congregan se hayan sentado a la mesa, el médium comenzará preguntando en voz alta: ¿Hay alguien aquí? mientras todos ponen muy suavemente el dedo sobre el vaso boca abajo, o la tablilla, que por cierto estará colocado en el centro mismo del tablero. Nadie debe ejercer presión sobre el vaso, sólo dejar el dedo colocado encima, o no saldrá bien la sesión.

Si la respuesta a la pregunta es “Si”, procederá entonces el médium a preguntar: ¿Tienes algún mensaje que quieras darnos?. Es entonces cuando hay que estar más atento pues las palabras, en caso de que la respuesta sea positiva, se irán formando letra a letra.

Después de este paso, los asistentes pueden ir haciendo sus propias preguntas, pero siempre con seriedad y respeto no sólo a la entidad que pueda estarse manifestando, sino también al resto de participantes.

Para cerrar la sesión, el médium ha de anunciarlo y despedirse convenientemente del ente comunicador. Nadie deberá levantarse o abandonar la sesión hasta estar completamente seguros de que la sesión ha concluido totalmente.